Vivimos una era de profundos cambios, tanto sociales como tecnológicos, 2020 será el año en el que todos habremos aprendido a reinventarnos. Un virus ha puesto a prueba nuestro sistema y vivimos en la incertidumbre.
Supongo que no estamos preparados para adaptarnos de forma tan ágil y rápida. Es obvio que algunos de nosotros somos lentos, nos cuesta predecir con certeza y menos a la velocidad que nos obliga la situación que estamos viviendo.
Aunque elaboremos planes a 1, 2 o 3 años, nunca somos capaces de identificar los posibles riesgos, la probabilidad de que estos sucedan, el impacto que representan y si afectarán al coste, al tiempo o al rendimiento de lo que estemos planificando. En definitiva, somos muy malos prediciendo.
El 25 de septiembre de 2015 La Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
El compromiso es global y serio: de las 17 iniciativas que promueven, 7 están directamente ligadas a mejorar al medio en el que vivimos: Agua Limpia y saneamiento, Energía limpia y asequible, comunidades y ciudades sostenibles, producción y consumo responsables, acción por el clima, vida submarina y vida de ecosistemas terrestres.
Mi teoría es de que no somos capaces de ver más allá de 5 días , y no voy a ser yo el que derrumbe estas iniciativas para un mundo mejor, pero a las puertas del año 2021 los avances en esas áreas son pocos, por no decir invisibles.
Si eso es así, ¿por qué las marcas empiezan tímidamente a apostar por lo sostenible? y cómo no, esto empieza por la producción y el consumo responsable (el punto número 12 de La Asamblea General de la ONU).
¿Por qué las marcas deben iniciar obligatoriamente el cambio empezando por la producción sostenible de Packaging, PLV y envasado?
Abramos el melón y atrevámonos a explorar la relación de las marcas con su compromiso medioambiental y la demanda de la sociedad.
Podríamos pensar en 3 argumentos lógicos por los que la industria se movilizará:
- Compromiso de las marcas con la sostenibilidad porque ellas lo deciden.
- Compromiso de las marcas con la sostenibilidad porque el departamento de marketing lo pide (el mercado lo demanda).
- Compromiso de las marcas con la sostenibilidad por que las leyes obligan.
Compromiso de las marcas con la sostenibilidad porque ellas lo deciden
Tenemos que hacer algo, tenemos un compromiso con el mundo y vamos a apostar fuertemente por el camino correcto cueste lo que cueste.
Esta vía es la que más me gusta y podría ser el preludio de una película sobre empresas que han creído en algo que nos hace mejores como por ejemplo la compañía cervecera danesa Carlsberg consiguió nuevos envases para reducir el uso de plástico, las latas se pegan entre sí y luego se sostienen con una sola tira de plástico, simple e ingeniosa solución.
Otro buen ejemplo, un fabricante de detergentes comercializa un envase de cartón compostable. ¿Y si os hacéis lógicamente la pregunta de si está forrado de plástico por dentro? En su sitio web dicen que sí, hay un forro de plástico reciclable en el interior.
El envase utiliza 90% de material reciclado y además, el cartón es compostable. En total, utiliza un 66% menos de plástico que una botella de detergente tradicional. El cartón parece una vía clara, ¿no?
Compromiso de las marcas con la sostenibilidad porque el departamento de marketing lo pide (el mercado lo demanda)
“Si nadie lo hace o lo dice, yo seré el primero en hacerlo”.
Esta afirmación corresponde a un pensamiento profundo de marketing pero no quiero desmerecerlo. Muy buenas iniciativas de las marcas nacen en ese departamento al que muchos estamos eternamente ligados y agradecidos 🙂
Hace un año, Ferrero apostó por un packaging sostenible y esa afirmación la incluyó en su informe de Responsabilidad Social Corporativa. Una apuesta valiente que se debe aplaudir. La marca convertirá todo su packaging en 100% reutilizable, reciclable o compostable para 2025. La compañía italiana se suma a la Agenda 2030 de la Asamblea General de la ONU.
Se trata de escuchar a los consumidores, que es primero, ¿el huevo o la gallina? ¿El mercado o la marca?. No importa mientras algo cambie. Sea uno o el otro, el sistema se retroalimenta y hoy, sabemos que el consumidor quiere reducir su huella ecológica, y a veces, esto resulta verdaderamente complicado.
¿Puede el packaging ser biodegradable y protagonista de la película?
Claro, “it’s not exactly rocket science”, que el packging sea sostenible trata sobre polímeros biodegradables a partir de desechos agroindustriales ricos en polisacáridos, como la pectina que se encuentran en la mayor parte de los tejidos vegetales. Un ejemplo podría ser el aprovechamiento de la cáscara de fruta rica en pectina y que servirían para producir ese packaging biodegradable, bueno, de eso se trata, de ir eliminando el plástico tradicional.
El consumidor en definitiva, toma el camino correcto por qué somos cada vez más conscientes de la necesidad de vivir de forma sostenible.
Sea porque nos lo dicen o porque tomamos decisiones correctas y nos reafirmamos en un entorno de vida colaborativo, todos o mejor dicho algunos, tomamos caminos de no retorno y creemos fielmente en el cambio y la evolución, en contraposición, otros conviven a medio camino entre ser o aparentar. Las marcas también pueden escoger caminos, la buena noticia es que algunas ya lo están haciendo, esperemos que cada vez sean más.
Compromiso de las marcas con la sostenibilidad por que las leyes obligarán
La recogida selectiva sigue siendo una forma social de hablar de sostenibilidad pero claro, no es difícil llegar a la conclusión de que existe una relación tortuosa entre ciudadanos, empresas, recicladores y administraciones públicas.
No hablaremos hoy del papel de cada uno, centrémonos en el de las empresas, “Marcas que producen envases” y “Empresas que los reciclan”. Una buena relación, pero creo que ya lo he comentado en un artículo anterior, quizás deberíamos pensar en producir de forma más responsable, para no tener que invertir tanto esfuerzo en el reciclaje, aunque hoy, sigue siendo la primera línea de defensa. ¿Producir envases sostenibles sería la meta, el objetivo y el reto?
Fabricar envases más sostenibles favorece el reciclaje, en este artículo del periódico de hace un año, se habla de ecodiseño, un concepto interesante, en este sentido, el pasado año 503 empresas catalanas, con la colaboración de Ecoembes, aplicaron medidas de ecodiseño que permitieron reducir 5.912 toneladas durante el proceso de diseño de envases.
Las leyes y las administraciones públicas pueden y deben provocar cambios en la industria que favorezcan iniciativas como la mencionada.
Para el sector alimentación, este debate es amplio e importante. La sostenibilidad e inocuidad de los alimentos es un reto cada vez mayor para la cadena de suministro.
Un ejemplo de las implicaciones de la sustitución de materiales es el cambio de las pajitas de plástico a las de papel, ya que la UE tiene previsto prohibirlas en su zona comercial. En diciembre de 2018, el Parlamento de la UE elaboró una directiva que allanaba el camino para una amplia prohibición de los plásticos de un solo uso y para exigir mayores cuotas de reciclado.
Ningún otro tema ha dominado más el debate en la industria del embalaje que la sostenibilidad, ya que los plásticos de un solo uso en particular han pasado a ser el centro de la discusión pública.
En lo que respecta a la sostenibilidad, existen tres enfoques generales: la sustitución de las materias primas, la reducción de la cantidad de material aplicado y la búsqueda de enfoques innovadores de reciclado. Las leyes cada vez serán más restrictivas y la industria debe estar atenta y avanzarse a estas para seguir siendo rentables y a la vez, sostenibles claro está.